miércoles, 1 de octubre de 2008

HABITADA

Habitar un cuerpo no es diferente a habitar una casa. Es estar de paso. Llegar a un lugar en el cual toda estadía es temporaria. Se trata, en ambos casos, de dejar huellas. Las huellas que deja la materia cuando entra en la materia e intenta quedarse.

Habitar un cuerpo es ofrecerlo a las marcas. Las cicatrices, las arrugas, los surcos, las coordenadas del placer, de la pena o del cansancio, van creando el rostro, el torso, los brazos, las piernas, las manos. Así, el cuerpo queda habitado por el mundo hasta que el mundo decide, lentamente, retirarse. Entonces, todo lo que resta cabe en una imagen.

Textos
Claudia Masin

1 comentario:

Unknown dijo...

Te mando un beso, me alegro de ser la primera visita, me encanta tener una amiga artista!! Aunque mas no sea por este medio, comuniquémonos. Hasta pronto, Adriana